lunes, 14 de febrero de 2011

Archivo


Encontré en el archivero una de sus cartas, Te amo decía, y siempre lo haré. Busqué también en el archivero algún documento que la obligara a cumplir con esa promesa. No lo encontré. Pero encontré también otras cartas, otros textos. En ellos se entregaba completamente en cada palabra, en cada frase todo lo que su pequeño ser podía darme. Te amo, firmaba, y siempre lo haré. Uno a uno sus textos invocaban el recuerdo de su voz, de sus manos tocándome, su mirada que fija y... y sus besos. Los besos que nunca se desviaron de mis labios y comprometidos se fundieron para siempre en mi existencia. Te amo me decía y me besaba y siempre lo haré. Y mi razón se vuelve pequeña y no entiende la caducidad de sus palabras y el dolor que su lejanía agranda a ese espacio que arrancó tras de mi espalda. Mis manos vacías de ella y mis oídos vacíos de sus palabras y su voz y mis labios vacíos de... sus besos. Vacía mi existencia que tras su promesa afirmaba que me amaría para siempre. Mi archivero está lleno de ella, de la música que emanaba de su risa y el calor de sus manos que gustosas acariciaban mi espalda y mi cuello. Te amo decía, y siempre lo haré y cerrando el archivero, sonrío sabiendo que una promesa así no se romperá jamás.


Incitatüs
(febrero'10)
imagen: internet