sábado, 17 de abril de 2010

Maldita La Hora


Buscó su viejo cuaderno y escribió:
“Maldita sea la hora”.
Y fue a la barra de la cantina y tomó una cerveza.
Furioso, tomó de ella y arrojó la botella al suelo.
Salió llevándose consigo su dolor y melancolía.

Encontró un árbol y en él escribió:
“Maldita sea la hora”.
El árbol recriminó su desasosiego y lo dejo caminar solo.
Arrastró sus pasos y el llanto confundió su rostro maltrecho.
Ahogado en pena, se encaminó en busca de una dignidad perdida.

Llegó a casa y en el espejo del baño escribió:
“Maldita, maldita sea la hora”
Y el reflejo angustioso penetró tajante en su mirada,
Salió de su cuerpo y desde dentro empezó a escaparse.
Un sentimiento putrefacto inundó lentamente su hora maldecida.


incitatüs
(abril'10)
imagen: internet